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Selección de textos y documentos:

Doralicia Carmona Dávila

© Derechos Reservados
ISBN 970-95193

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1936 Discurso de clausura en el acto de fundación de la CTM. Vicente Lombardo Toledano.

Febrero 24 de 1936.

 

CAMARADAS: éste es un gran día para México; después de muchos años de lucha, un cuarto de siglo de esfuerzos sistemáticamente mantenidos por el proletariado nacional, se crea al fin la primera Central de Trabajadores de la República, robusta, independiente, revolucionaria; nacida, en contraposición a las organizaciones sindicales del pasado, de una manera espontánea, genuina, de las masas explotadas de nuestro país, escarmentadas de la experiencia anterior, de los métodos de lucha empleados ayer y, sobre todo, escarmentada de la conducta de los dirigentes que presidieron núcleos de mayor o menor significación hasta el día de ayer. La Confederación de Trabajadores de México, su Comité Nacional, nacen a la vida del país en un momento en el que graves problemas, tanto para México cuanto para el mundo entero, tienen que resolverse.

Los que hemos resultado electos por la volunta de este Congreso para integrar su Primer Comité Nacional Ejecutivo, nos damos cuenta de la enorme responsabilidad que pesa desde este momento sobre nosotros. Es preciso, en consecuencia, hacer algunas declaraciones terminantes, con el propósito de que en el país, todo el proletariado, todas las clases sociales, el Gobierno, los observadores mal intencionados de nuestra conducta, los observadores imparciales; y en el extranjero mismo: nuestros hermanos de lucha y los otros sectores de la sociedad, sepan de una manera precisa cuál es nuestro modo de pensar frente a los problemas internos de nuestro país, y frente a los problemas de carácter internacional.

Ya hemos analizado durante los debates de este memorable Congreso diversos aspectos de la lucha interna de México, y de la lucha exterior; ya hemos, también, analizado la situación que prevalece, la situación anterior a este instante, y la situación que posiblemente se presente. Estamos todos de acuerdo en que el momento es difícil, no porque se presenten en él para el proletariado, como clase social, problemas internos como en otras épocas, sino porque los elementos conservadores de todos los matices, que han combatido en distintos bandos, se han asociado por una ley inevitable de la historia, con el propósito de constituir un frente único, frente al formidable frente proletario que acabamos de formar.

Los elementos callistas que hasta hace unas cuantas semanas se mantenían aún en el campo del pensamiento y de los propósitos de recuperación de su poder político perdido, pero aislados en cierto sentido de los otros sectores conservadores, están ya plenamente vinculados a los elementos conservadores que conoce la historia de nuestro país a través de largos siglos de lucha. Los callistas están unidos ya a los elementos clericales, a los hacendados, a los latifundistas, a los que representan los mayores intereses de la burguesía nacional; están también asociados al callismo y se encuentran, junto con los otros dos sectores señalados, realizando constantemente, día y noche, reuniones con el objeto de realizar su consolidación, que tiende a derrocar al Gobierno que preside el General Lázaro Cárdenas.

Es indispensable que el proletariado de México sepa estas maniobras; tenemos datos fidedignos para asegurarlo; no es una afirmación gratuita, no es una calumnia, es el conocimiento de hechos que ya se están cumpliendo. Tienen el propósito de intentar el derrocamiento del Gobierno empleando dos conductos: el conducto de la acción política y el conducto de la acción armada. El instrumento político será, según sus propósitos, conquistar a la mayoría de los que integran la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, con el fin de echar al Presidente Cárdenas en cuanto se abra un nuevo período de sesiones. El procedimiento de carácter armado consiste en insistir, en seguir haciendo propaganda entre los elementos del ejército, con el propósito también de unificarlos con grupos de campesinos que puedan armar, para combinar los dos elementos: el político y el militar, y dar un golpe de Estado para apoderarse, mediante la violencia, del Gobierno que legítimamente representa el General Lázaro Cárdenas.

Es preciso, en consecuencia, camaradas, que los obreros, los campesinos, los trabajadores intelectuales de todo el país, sepan desde hoy que estamos viviendo en la víspera de una asonada, de una serie de maniobras de importancia, que pretenden culminar en el trastorno definitivo del orden público.

Llegará el momento en que, inclusive, tengamos que denunciar ante la opinión nacional a ciertos elementos del actual Gobierno que traicionan a su jefe y amigo, y que están vendidos a la reacción. (Aplausos. Voces de: "Muera Portes Gil". "Abajo Cedillo").

Llegará el momento, camaradas, en que el proletariado de nuestro país, que representa la poderosa Confederación que acabamos de organizar, denuncie a todos los que en alguna forma, participando directa o indirectamente en el Gobierno, se han confabulado asimismo para el fin de derrocar al Gobierno de Cárdenas y establecer en nuestro país una dictadura de tipo burgués, con tendencia a una organización fascista que pudiera vincularse a otras de los países latinoamericanos.

Necesitamos, pues, camaradas, vivir alertas, no perder ni un minuto, vigilar estrechamente a todos los elementos de la clase conservadora que radican en las diversas regiones del país, con el propósito de delatarlos, con el objeto de exhibirlos; pero necesitamos también, camaradas, obrar con cordura, obrar con cohesión, obrar con disciplina, obrar con sentido de responsabilidad.

La clase patronal de México, los elementos callistas, los elementos clericales, todos los que anhelan volver al pasado; los que tratan de hacer que nuestro país retroceda muchos anos, y que el proletariado, no sólo se detenga, sino que pierda los derechos que de un modo tan difícil, con tantos sacrificios ha conquistado, se equivocan si creen que esta Central Sindical tan importante, ha nacido para cualquiera de estos objetivos: o para servirle de lacayo al Poder Público, o para crear una serie de agitaciones de carácter político en el país, que aprovechan ellos, los conservadores, para exhibirnos como elementos sin sentido de responsabilidad.

Ya se afirmó ayer, en el dictamen que este Congreso aprobó, que nace nuestra Confederación sin la ayuda económica, sin la ayuda material de nadie, como no haya sido de los propios sindicatos aquí representados. los individuos que ayer se asociaron, que se reunieron ayer en la mañana en un barrio de la ciudad para hacer un mitin anticomunista y que nos han acusado de ser instrumentos del Gobierno comunista de Cárdenas, para realizar en nuestro país la dictadura del proletariado, saben perfectamente bien que mienten; saben perfectamente bien que esto es la cristalización de un profundo anhelo de las masas oprimidas de México, y no la consigna de ningún gobernante, de ningún político, de ningún líder obrero; que esta organización nace de la tierra mexicana, de un medio natural y espontáneo. (Aplausos).

Nosotros no hemos recibido dinero de nadie, ni lo hemos solicitado de nadie; somos libres, positivamente independientes; autónomos, pero apoyamos y seguiremos apoyando al Gobierno del General Cárdenas en todos sus actos revolucionarios, y en toda su conducta que tienda a favorecer a la masa explotada de México. (Aplausos).

Nuestro deber está en apoyar a Cárdenas, camaradas, contra la reacción callista, contra el imperialismo (Aplausos); también necesitamos, camaradas hacer saber a la opinión nacional, a todos los sectores que integran la República Mexicana y del extranjero, que nosotros, como lo decía ya en una de las sesiones del Congreso de la Confederación General de Obreros y Campesinos de México que quedó disuelta, tenemos más inteligencia, afortunadamente, que la clase patronal de nuestro país, que tenemos más inteligencia que el clero y la reacción, para salir avantes. (Aplausos).

Ellos creen que nosotros, al crear esta organización poderosa, vamos a ir a una serie de huelgas locas en todo el país, con el objeto de sembrar el terror, con el objeto de sembrar la zozobra en todos los ámbitos, con el fin de colocar al Gobierno de Cárdenas frente a nosotros. ¡Qué más querrían! Que fuésemos imbéciles. ¡Qué más querrían! Que nosotros realizáramos huelgas de carácter político, debilitando a Cárdenas y en apoyo de sus nefastos propósitos y de sus intereses espurios. No lo haremos; tenemos sentido de responsabilidad; estas huelgas han de ser, según se acaba de aprobar en esta sesión, contra la reacción si triunfa o pretende triunfar, contra el fascismo, contra los conculcadores de la Revolución, contra los traidores de nuestra Patria, contra los vendidos al extranjero, contra todos los que están frente a nosotros tratando de evitar que nosotros demos pasos hacia adelante. Para eso está la huelga. (Aplausos).

Nuestro planes son claros; no tenemos nada que ocultar; vamos a vivir como siempre hemos vivido muchos; a la luz pública, en casa de cristal, dispuestos a responder, no al llamamiento ni al aplauso de un sindicato poderoso, sino estamos dispuestos a vivir respondiendo al llamamiento, a la acusación, a la crítica del más humilde de los campesinos representados en la Confederación, necesitamos vivir de una manera que satisfaga plenamente la confianza que los compañeros han depositado en nosotros. Y por eso, yo tengo una profunda esperanza, una gran esperanza, en que la Confederación de Trabajadores de México ha de ser uno de los puntales definitivos de la emancipación nacional.

No vamos a establecer la dictadura del proletariado; no vamos a estar haciendo demagogia u ofrecimientos, como estas gentes creen que podemos hacerlo; vamos a robustecer la conciencia de la masa oprimida; vamos a cristalizar, a convertir en realidad esta unificación que hemos realizado desde el punto de vista formal y desde el punto de vista legal. Nuestro pacto es definitivo, permanente: pacto de honor entre trabajadores, pacto de honor entre hombres limpios, pacto de honor entre revolucionarios de verdad. Ese lazo es el que nos ha de unir para siempre y el que nos ha de dar grandes victorias en el futuro; vamos a reivindicar lo que es reivindicable por el momento; vamos a caminar con los pies puestos en la tierra, con los ojos fijos en el panorama del instante, y además, fija la esperanza en el porvenir definitivo de nuestro país y del mundo entero. (Aplausos).

Yo creo, camaradas, que estamos viviendo una hora trascendental para los destinos humanos, y por ello necesitamos más que nunca mantenernos unificados, firmemente unificados, honestamente unidos, sinceramente unidos, como hermanos de una clase, laborando destinos para mañana mismo. No crea la clase patronal, pues, no crea el callismo, no crea el clero, no crea el imperialismo, no crean todos los enemigos del movimiento proletario de México que nosotros vamos a quemar nuestras naves en un acto de locura, en un acto de inconsciencia, en una serie de posturas románticas o de sacrificios inútiles que a nada conducirán. Tenemos fe también en que todas las maniobras de los elementos conservadores han de fracasar. ¡Mentira que los campesinos de México puedan ser ya rebaños inconscientes para tomar el fusil contra sus hermanos de clase! (Aplausos). ¡Mentira! Ni los que dicen tener campesinos armados cuentan realmente con ellos porque los campesinos, llegada la hora, volverán el arma contra sus opresores y contra sus falsos representantes. (Aplausos). Y el ejército: estará con Cárdenas y con el pueblo indiscutiblemente. (Aplausos). La juventud, que está en estos momentos renovando, desde hace algún tiempo, los cuerpos del ejército, es una juventud que se debe a su momento histórico; basta ver la actitud que observan los jóvenes militares; basta ver el grado de simpatía con que se mueven los jóvenes militares frente a los problemas de los campesinos y de los obreros.

Yo tengo la seguridad de que frente al Ejército se estrellarán también las maniobras de los conspiradores contra la Patria; si algún Jefe se comprometiera a traicionar a su honor de soldado, a su deber revolucionario y a su deber mexicano, yo tengo la seguridad de que entonces los elementos jóvenes del ejército castigarán como merece al traidor. (Aplausos).

Seamos, pues, camaradas, conscientes del momento que estamos pasando; tengamos sentido de responsabilidad; caminemos unificados; sobre todo, tengamos confianza en nuestro propio programa; tengamos confianza, más que en otra cosa, en nuestro destino último. Hoy es el día más grande en México en una gran temporada; es para nosotros, los trabajadores de nuestro país, el día más grande de nuestra Historia. Que no manchemos nunca esta fecha con un acto de prevaricación; que no manchemos nunca este día memorable con actos que contradigan los buenos propósitos, la confianza que la masa ha de tener y nosotros debemos cumplir. ¡Seamos leales! ¡Seamos honestos! ¡Seamos limpios! Entreguémonos solamente a una causa, a la causa a la que demos nuestra mayor energía, la causa única que puede justificar nuestra presencia de luchadores en este país y en este momento. Camaradas: permítanme que no siga hablando; no tendría ya nada que decir; de mi corazón brotan muchas cosas todavía, pero quiero encerrarlas en una sola: hemos de ser soldados hasta el fin; si damos media vuelta: ¡mátennos! Será el mejor castigo para nosotros si prevaricamos, pero tengo confianza en que seremos hombres del actual momento. (Aplausos).

¡Viva la Confederación de Trabajadores de México! ¡Viva la unidad de los trabajadores de América! ¡Viva la unidad de los trabajadores del mundo! ¡Viva Cárdenas como representativo de nuestro pueblo! (Aplausos). (Mueras a Portes Gil y a Cedillo). ¡Hasta dentro de dos años, pero siempre dispuestos a cumplir con nuestro deber". (Aplausos).

Para finalizar, el camarada Juan Gutiérrez pronuncia las siguientes palabras: “Podemos estar satisfechos todos los delegados de haber cumplido con nuestro juramento: no hemos salido de aquí hasta haber terminado la obra para que fuimos convocados: la unificación”.

A esta hora: las diecisiete y diez minutos del día veinticuatro de febrero de mil novecientos treinta y seis, cumplida su misión, trascendentalmente histórica, este Congreso Constituyente de la Confederación de Trabajadores de México clausura sus trabajos. Salud, camaradas". (Aplausos). (La concurrencia canta La Internacional).